“Circe”, de Manuel Antín, basada en el cuento homónimo de Julio Cortázar; 1964.
(…) Yo había escrito muchas cosas, y un día en la biblioteca de un amigo, en una época en la que Cortázar era un escritor completamente desconocido (era la época aproximada en la que él se fue de la Argentina), encontré un libro de cuentos, Bestiario, en el cual descubrí y leí “Circe”. Yo en aquel momento estaba viviendo "Circe", y no podía escribir la película, no es que tenía novias que me daban cucarachas, pero conocía casos parecidos. Entonces leí ese cuento, lo leí como de una panorámica rápida, como si me lo tragara de golpe. Y descubrí qué era lo que yo quería escribir. Exactamente eso. Entonces si esto es lo que yo quiero escribir, me dije, éste es el escritor que tengo que filmar. Me pareció tan imposible empezar una vida cinematográfica haciendo "Circe", además yo estaba muy golpeado por la historia de "Circe", había que esperar un poco antes de encarar ese proyecto. Entonces busqué otro cuento de él que tuviera alguna relación conmigo que yo podría haber escrito si yo hubiera escrito bien, y filmé "Cartas de mamá". Y después filmé una novela mía para probar. Y después, "Circe". Pero él era el escritor... Después tuve la necesidad de divorciarme de su literatura. Todo lo que se me ocurría ya lo había escrito él. O todo lo que yo leía de él me parecía que yo tenía que filmarlo, entonces me di cuenta de que se trataba de una enfermedad profunda cuando él empezó a proponerme historias”
Si algo subyace en las palabras de Antín (tanto cuando se refiere a “La cifra impar”, como ahora, cuando lo hace en relación a “Circe”, y es precisamente eso lo que quisiera recuperar) es justamente aquello que parecía perseguir Antonioni en Blow-up, aún a pesar de las diferencias estéticas, ideológicas, entre uno y otro, como a la manera de abordarlo. Esto es intentar introducirse en el interior de un mecanismo, captar lo más fiel y sinceramente posible y después reproducir: un tono, un estado, una sensación. En el caso de Antín, el universo cortazariano está más próximo de lo que parecía estar en Antonioni, tiene que ver de alguna manera con su propia intimidad, con su ser latinoamericano, argentino. Aunque sea el propio Antín quien, más adelante, defina su visión del cine como un hecho puramente estético.
(1) Extracto de la entrevista realizada por Vanina Yael Hofman y publicada en “Otro campo”.
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