lunes, 18 de mayo de 2009

Presentación

 

Quizás no exista  una ocasión mejor para encontrar en un autor el nervio creador de su obra como cuando el motor que guía el curso narrativo es la figura de una madre. Ni que decir si esa madre, además, es la suya.

 

En principio, podríamos decir que si todo relato es ya una explicitación, una evidencia y el posterior desarrollo de un determinado punto de vista, de un lugar, de la posición escogida por alguien desde donde relatar ciertos acontecimientos, todo relato cinematográfico bien podría definirse entonces – aunque muy a grandes rasgos- como la materialización en imagen de esa elección.

 

Encontramos entonces que, para el caso particular en el cual el eje de ese relato es la figura arquetípica, universal y especialmente simbólica en tanto que común, de una MADRE, esa área de posicionamiento o punto de vista –hipercodificada hasta la atrofia si se tratase de un relato absolutamente autobiográfico, o bien excesivamente distanciada, casi al punto del hermetismo, cuando proviene de la pura invención de un  narrador construido- como mínimo se complejiza. 

 

En cada caso asistiremos, de alguna manera, al tratamiento del deseo. Así como al tratamiento de un peso, de un lastre (…)”La cuestión no es quién soy, qué hago, que quiero. En la totalidad no hay nadie. La cuestión es cómo componer: cómo y qué bloqueo, como y que corto, como y que anexo. ¿Cómo y qué maquina hago funcionar? Cómo funcionar como pieza de una máquina que bloquee, corte, anexe el enunciado de tal modo que este permanezca en el terreno de su propia afirmación sin sujeto? (1)

 

De esta manera, en MUJER DE CELULIODE, tendremos no sólo tres puntos de vista muy diferentes -ya sea desde lo personal, subjetivo e intimo de un determinado autor o bien desde su correlato como narrador ficcional de una determinada historia- sino también tres posiciones casi estratégicas desde dónde -a partir de esa figura emblemática, tan rica, entrañable, común pero a la vez tan llena de matices y ambigüedades- aprehender un mundo también desde lo cultural, lo social, lo político, lo tradicional, lo histórico. Esta es la relación, la tensión entre los filmes que, sobre todo, quiere poner de manifiesto este ciclo. 

U

 

(1)    Gilles Deleuze; “Derrames: entre el capitalismo y esquizofrenia”; Ed Cactus, Buenos Aires.

 

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